Durante muchas décadas se ha considerado que una dieta rica en grasas era perjudicial para la salud, sin embargo, la evidencia en la cual se basa esta idea ha sido confusa y nunca definitiva. Durante ese tiempo en el cual se consideraba la dieta grasa como un gran enemigo, se ha interpretado que los azúcares eran más benignos para la salud. En estos últimos años ha habido estudios muy rigurosos que han puesto en entredicho esta visión clásica, y han cambiado totalmente nuestra visión sobre los beneficios o perjuicios de las grasas o hidratos de carbono.
¿Hidratos de carbono o grasas?
El estudio PURE que estudió los hábitos alimenticios de 130.000 personas en 18 países1arrojó unos resultados sorprendentes en el año 2017, ya que demostró que las dietas en las que el porcentaje del total de calorías que provenía de las grasas era alto, se asociaban a una menor mortalidad global y a una menor mortalidad vinculada a enfermedades cardiovasculares. De manera sorprendente, esta asociación entre un alto porcentaje de las calorías diarias provenientes de la grasa y un beneficio en términos de mayor supervivencia se mantenía independientemente del tipo de grasa (grasas saturada, monoinsaturadas o poliinsaturadas). En este mismo estudio se vio una asociación inversa entre el porcentaje de calorías diarias de hidratos de carbono y mortalidad. De tal manera que, a mayor porcentaje de calorías diarias obtenidas de hidratos de carbono, mayor era la mortalidad total y cardiovascular.
Este estudio es el mas riguroso hecho hasta la fecha, y estudios posteriores más reducidos han mostrado resultados similares. De hecho, hoy en día sabemos que un consumo alto de hidratos de carbono y no de grasa se asocia a unos niveles de colesterol más altos, así como mayor incidencia de prediabetes. Es muy importante tener claro que cuando hablamos de un alto consumo de grasas nos referimos a un alto porcentaje de las calorías diarias obtenidas de la grasa, no de incrementar el consumo de grasas resultando en un aumento del total de calorías ingeridas. En este sentido es importante reseñar que las grasas aportan más calorías que los hidratos de carbono por unidad de peso, por lo que, para aumentar el porcentaje de grasas sin aumentar la ingesta calóricatotal es necesario reducir la cantidad total de comida ingerida o sustituir hidratos de carbono por grasa.
Grasas y salud del corazón
Evidencia reciente también apoya la idea de que un alto consumo de grasa (entendido como el alto porcentaje de las calorías diarias obtenido de grasa) podría ser incluso beneficioso para mejorar la capacidad de bombeo del corazón en pacientes con insuficiencia cardiaca. Esto se debe a que el corazón utiliza preferentemente las grasas para obtener energía de manera más eficiente. Estos estudios iniciales observacionales deben ser ahora corroborados por ensayos clínicos donde pacientes con insuficiencia cardiaca sean asignados de manera aleatoria a una dieta con mayor o menor porcentaje de grasa.
Por último, es importante resaltar que no todas las grasas, ni siquiera todos los tipos de grasa (por ejemplo, poliinsaturados) son iguales. Existen alimentos muy presentes en la dieta mediterránea que tienen un alto contenido en grasa como son el aceite de oliva, las nueces y el aguacate. En este sentido, el ensayo clínico PREDIMED, realizado en España y publicado en 2018 demostró que una dieta suplementada con aceite de oliva y nueces, se asociaba a una mayor salud cardiovascular, menor mortalidad y menorincidencia de infartos cardiacos e ictus.
A modo de resumen, hoy en día existe evidencia para sugerir que la dieta mediterránea con sus altos componentes de grasa saludable es una adecuada intervención para una correcta salud cardiovascular. Es importante limitar los hidratos de carbono y azúcares, especialmente los ultraprocesados.
