RESILIENCE te ayuda a sobrevivir al cáncer con un corazón fuerte

La calidad de vida tras el cáncer

Uno de los problemas que pueden enfrentar los pacientes oncológicos son las enfermedades del corazón y del sistema cardiovascular, tanto durante el tratamiento como una vez superada la enfermedad.

En los próximos veinte años la incidencia del cáncer podría aumentar un 70%, según estimaciones de la OMS. La mitad de los pacientes sobrevivirán, al menos, durante una década, aunque se espera que esta tasa de supervivencia también se incremente gracias a los significativos avances en los tratamientos. Todo ello propiciará un aumento de la carga sanitaria derivada de las complicaciones relacionadas con el cáncer, entre las que se incluye un alto riesgo de padecer problemas cardiovasculares.

Estas consecuencias cardíacas tendrán, por tanto, un fuerte impacto en el estado psicológico de los pacientes y en los sistemas de salud, desde el punto de vista económico. En este contexto, la medicina preventiva y los ensayos clínicos adquieren un papel protagonista, ya que son claves a la hora de asegurar la calidad de vida de los pacientes tras el cáncer.

Prevenir la insuficiencia cardíaca tras el cáncer

Las antraciclinas son uno de los tratamientos más usados por su efectividad para tratar muchos tipos de tumores, como linfomas, leucemias, cáncer de mama y sarcomas, entre otros. Sin embargo, pueden causar un daño irreversible en el corazón. De hecho, de los 4 millones de nuevos casos de cáncer que se diagnostican cada año en Europa, se estima que aproximadamente 3 millones reciben este tratamiento. Lo que se traduce, según estudios recientes, en que alrededor del 35% de los pacientes desarrollan cardiotoxicidad, de moderada a severa.

Corazón, cáncer y estilo de vida

Prevenir este daño en el corazón y mejorar la calidad de vida tras el cáncer es el objetivo principal que persigue el proyecto RESILIENCE H2020.“Hay muchos pacientes que sobreviven al cáncer, pero cambian una enfermedad por otra y viven toda su vida con una insuficiencia cardíaca crónica, que se traduce en mucha medicación, ingresos hospitalarios y mala calidad de vida”, explicó el Dr. Borja Ibáñez, coordinador de RESILIENCE y director científico del CNIC, durante el directo ‘Corazón, Cáncer y estilo de vida’, realizado en Instagram el pasado 17 de mayo y que ha contado con más de 20.000 reproducciones. El equipo multidisciplinar que forma parte del proyecto ha identificado un tratamiento “muy sencillo”, que ha demostrado ser muy eficaz a la hora de proteger el corazón.

Se trata del condicionamiento isquémico remoto, un procedimiento por el cual se producen episodios breves y repetidos de interrupción de la circulación en un miembro (brazo). Estos estímulos favorecen el envío de señales a otros órganos, como el corazón, haciéndolos más resistentes. Este método se ha probado en pacientes que han sufrido infartos, cirugías de corazón e ictus, pero por primera vez se aplica en el contexto de la cardiotoxicidad por antraciclinas. El ensayo ya recluta pacientes hasta llegar a 600 de ellos diagnosticados con linfoma y con riesgo de sufrir cardiotoxicidad en 5 países europeos.

Si quieres saber más sobre el proyecto RESILIENCE H2020, ¡consúltanos!

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