RESILIENCE te ayuda a sobrevivir al cáncer con un corazón fuerte

Dr. Raúl Córdoba: “No podemos seguir haciendo una medicina como hace 10-20 años. Las cosas han cambiado mucho”

Entrevistamos al Dr. Raúl Córdoba, Coordinador de la Unidad de Linfomas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid, España. Presidente del Grupo de Trabajo Científico de la EHA.

  • Se ha avanzado mucho en los tratamientos contra el cáncer, pero la calidad de vida de los pacientes sigue siendo una tarea pendiente. ¿Qué consecuencias o efectos secundarios pueden experimentar los pacientes oncológicos?

Gracias a los avances que hemos tenido, sobre todo en la última década, en nuevas opciones de tratamiento para los pacientes con cáncer, hemos conseguido incrementar la supervivencia en muchos tipos de cáncer, y hemos aumentado los porcentajes de pacientes curados. Llamamos “largos supervivientes de cáncer” a aquellas personas que están más de 5 años libres de enfermedad y de tratamiento. En patologías como algunos tipos de linfomas, un cáncer hematológico que afecta al sistema linfático, las curaciones superan el 90%. Esto hace que los pacientes se curen de su cáncer, pero vivan a largo plazo con las secuelas de los tratamientos que les hemos tenido que administrar para lograr su curación, pudiendo afectar significativamente a su calidad de vida.

  • El proyecto RESILIENCE busca, precisamente, mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos tras un tratamiento con antraciclinas, pero ¿cuál es su importancia?

Uno de esos problemas a los que se pueden enfrentar los pacientes, tanto durante el tratamiento como en el futuro a medio y largo plazo, son las enfermedades del corazón y del sistema cardiovascular. Las antraciclinas son un grupo de fármacos antitumorales muy eficaces y ampliamente utilizados en algunos tipos tumorales, como linfomas, leucemias, cáncer de mama y sarcomas, entre otros. Cuando disponemos de un tratamiento altamente eficaz, que consigue excelentes resultados tanto de control del cáncer como de curación, debemos poner en una balanza los riesgos y beneficios esperados de dicho tratamiento en cada uno de nuestros pacientes. Si la balanza se inclina a favor de los beneficios de un tratamiento cardiotóxico, debemos extremar las medidas para proteger el corazón.

  • ¿Por qué se ha seleccionado a pacientes con Lymphoma No Hodgkin como población diana de este ensayo clínico? ¿Será extrapolable en un futuro a pacientes con otros tipos de cáncer?

No todos los tipos tumorales que pueden ser tratados con antraciclinas reciben las mismas dosis. Sabemos que la toxicidad cardiovascular de las antraciclinas es “dosis dependiente”, es decir, cuanta más dosis demos, mayor será el riesgo de toxicidad para el corazón. Los Linfomas no Hodgkin siempre van a superar este dintel de dosis máxima, por lo que las precauciones se tienen que extremar en todos los pacientes. Respecto a la extrapolación de los resultados a otros pacientes que tengan otros tipos de cáncer, todo dependerá de la dosis planeada de antraciclinas que lleven sus esquemas de tratamiento.

  • En ocasiones los ensayos clínicos pueden generar reticencia en los pacientes. ¿Cómo reaccionan cuando les habla de RESILIENCE?

En el campo de la hematología y la oncología, los pacientes están muy informados, tanto por sus equipos médicos, como por asociaciones de pacientes. Aún hay mucho desconocimiento sobre lo que son los ensayos clínicos, pero muchos pacientes ya vienen preguntando directamente por ellos, por si hay alguna opción de tratamientos diferentes a los convencionales, y con mejor perfil de tolerabilidad. A este respecto, cuando les explicamos el riesgo de toxicidad para el corazón por el tratamiento que consideramos que es el más adecuado para tratar su caso, y que disponemos de una posibilidad de cuidar mejor su corazón tanto a corto como a largo plazo, es una propuesta que suelen aceptar la práctica totalidad de los pacientes. Les estamos ofreciendo unos cuidados para proteger su salud a largo plazo, lo que les hace entender que pensamos más allá de los meses que dura la quimioterapia.

  • El nombre de este proyecto invita a pensar en la resiliencia. ¿Cómo la definiría y por qué es tan importante?

La resiliencia es la capacidad de adaptación a un nuevo evento. En el caso del cáncer, los pacientes tienen que adaptarse a una nueva situación, y recibir unos tratamientos que, si bien el objetivo es controlar o curar el cáncer, pueden producir efectos secundarios, en ocasiones, graves. El preparar al organismo para recibir estos tratamientos y que se adapte mejor a los cambios externos que vamos a provocar, hace que la tolerancia a los tratamientos sea mejor y nos permita cumplir los objetivos de tratamiento y no tener que retrasar los tratamientos, reducir dosis de fármacos o incluso suspenderlos, pudiendo comprometer el pronóstico de los pacientes.

  • Ha participado en las recientes guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología relacionadas con la cardio-oncología. ¿Cómo valora usted este manejo integral de pacientes con cáncer? ¿Cómo cree que se benefician los pacientes de este abordaje multidisciplinar?

No podemos seguir haciendo una medicina como hace 10-20 años. Las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas. Un único médico no puede controlar todos los aspectos de la salud de un paciente. Los médicos tenemos que ser conscientes de que formamos parte de un equipo en el que cada uno aporta lo mejor de sí, su conocimiento y su experiencia. De ahí, que la medicina del presente se encamine al trabajo en equipo y al abordaje multidisciplinar de los pacientes. En el caso de los pacientes con cáncer, y en mi caso, de los pacientes con linfoma, un hematólogo como yo debe asegurarse de que el paciente reciba un tratamiento lo más individualizado posible. Esto no es posible sin la colaboración estrecha de otros especialistas como oncólogos radioterápicos, enfermeras, farmacéuticos hospitalarios, geriatras, psico-oncólogos, y un sinfín más de profesionales que nos dan soporte para ofrecer los mejores cuidados a nuestros pacientes. Y desde hace unos años, los cardiólogos se han incorporado a este equipo, formándose y especializándose en la disciplina de cardio-oncología. Y a ese respecto, las guías de la Sociedad Europea de Cardiología sobre cardio-oncología, son el manifiesto de ese trabajo en equipo, en el que cada autor y cada sociedad científica que ha colaborado (yo he actuado como representante de la Asociación Europea de Hematología), ha aportado su conocimiento para hacer unas recomendaciones que puedan seguirse por todos aquellos profesionales que se dediquen a tratar a pacientes con cáncer, estén en la parte del mundo en la que estén. Las guías de recomendación no dejan de ser una forma de “democratizar” y hacer más accesible el conocimiento de expertos a toda la comunidad médica.

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